Cómo enfocar tu práctica {los días de la regla} en una clase abierta
El tema de la menstruación está muchas veces lleno de controversia, como tantas cosas que tienen que ver con nosotras y con nuestro cuerpo. Siglos de tabú y ignorancia han dejado su huella en todos los ámbitos. También en el del yoga.
Así que el misterio continúa. Qué es mejor, ¿practicar o no practicar?
Aquí vas a recibir unas cuantas pistas sobre cómo enfocar tu práctica en una clase abierta los días de la regla.
"Ladies Holidays" Vs. "No pasa nada"
Durante los primeros años de mi vida yogi, fui practicante de Ashtanga yoga. Como muchas sabréis se trata de una práctica tradicional muy dinámica y vigorosa. Según las enseñanzas de su maestro, las mujeres no deberían practicar yoga los días de la regla. Lo llaman Ladies’ Holidays; vacaciones para las damas. Y la verdad es que te apetecía un montón tomártelas, como os podéis imaginar. Pero también era una pena quedarse sin practicar esos días.
En clases abiertas de otros estilos, los comentarios de las profesoras eran aleatorios y personales. Unas te recomendaban vagamente que evitaras las posturas invertidas, y mientras las demás hacían Sirsasana o Pincha Mayurasana tú te quedabas mirando con los brazos cruzados. Con las ganas. Otras te sonreían con condescendencia, y te hacían entrar a clase con el clásico slogan de trampax, venga mujer, que “no pasa nada”. (Ya conoces la idea: ponte tus mallas blancas preferidas y ale, ¡a hacer el pino! Y después a jugar al tenis.)
¿Te suena?
“Haz lo que quieras”
Lo cierto es que más allá de las opiniones que tengamos cada profesora de yoga y de cómo vivamos nuestra menstruación a nivel personal, a día de hoy ya hay un cuerpo de experiencia y conocimiento acerca de qué posturas es mejor evitar y qué posturas son más convenientes para una yogini durante los días de la regla.
Algunas escuelas de yoga han desarrollado secuencias específicas enfocadas en esta dirección. Durante años se ha observado cómo se puede utilizar la práctica de yoga para proporcionar equilibrio hormonal y crear salud en el sistema reproductor femenino.
Geeta Iyengar, por ejemplo, habla de cómo la práctica es un camino para encontrar y descubrir nuestros potenciales. No se trata de decir “haz esto” o “no hagas lo otro”. Cada una tiene la responsabilidad de escucharse y de practicar en consonancia con aquello que encuentra. Cada vez. La práctica es para descubrir y cuidar nuestro cuerpo, no para explotarlo. Por eso es importante adaptarla a cada momento del ciclo para aportar equilibrio en nuestra vida.
Pero la vida tiene sus ritmos propios, y cada mujer es un mundo. A veces vas a preferir quedarte en el sofá con un té y leer un libro. Y otras veces tienes ganas de practicar cuando tienes la regla y sientes que tienes la energía para hacerlo. O es el único día de la semana que puedes ir a clase, aunque estés un poco cansada. O mil otras razones.
El equilibrio de nuestro ciclo menstrual es delicado. Se altera en función de nuestra alimentación, el estrés, los viajes. Los días de la regla son días en los que la sensibilidad aumenta. Muchas sentimos que nuestra energía es más lenta esos días, y que estamos más cansadas. Sin contar con los cólicos abdominales, los dolores de cabeza o las nauseas que algunas experimentamos durante los primeros días de la regla.
Pero nuestra historia cultural nos pesa. Muchas hemos escuchado los cuentos para no dormir de nuestras madres y abuelas. Las prohibiciones y tabúes que vivieron en torno a su menstruación. Que no podían ir a la piscina. Que era malo bañarse. Que no podían cocinar. Que nada de sexo. Y que mejor en casita.
Normal que nos apetezca seguir con nuestros ritmos habituales y hacer como que no pasa nada.
Reenfoca tu práctica
Así que ante la duda, yo te diría lo mismo que le dijo Krishna a Arjuna en la Gita: “haz lo que quieras”.
Y ese “haz lo que quieras” no significa “haz lo que te de la gana”, que también podría ser, ni hacer como que no pasa nada, porque lo que se dice pasar... pasa. Significa que hagas lo que deseas y necesitas, aquello que está alineado contigo en ese momento.
Pregúntate qué es lo que quieres y necesitas. No solo qué quiere y necesita tu mente, sino qué quiere y necesita tu cuerpo. Pero de verdad.
Y si decides ir a una clase abierta los días de la regla, especialmente los tres primeros, puedes tener en cuenta lo siguiente:
Coméntale a tu profesora que tienes la regla al comienzo de la clase. Así tendrá la oportunidad de agruparos si sois más de una las que estáis con la regla, y de daros algunas posturas alternativas a las del grupo.
Obsérvate. Escucharte es tu prioridad en una clase de yoga, y más aún en días que por la razón que sea son más sensibles.
Evita las posturas invertidas. Si quieres saber por qué, puedes leerlo aquí.
Evita las posturas de pie intensas o posturas de equilibrio de brazos. Evita las torsiones profundas. La idea principal es evitar tensar o comprimir la zona abdominal.
Practica el saludo al sol lentamente y con mucha consciencia. En lugar de hacerlo, recíbelo. Muévete de una postura a otra de forma receptiva. Si sientes dolor o te sientes fatigada, plantéate no hacer el saludo al sol. Mientras el resto de la clase lo hace, puedes estar en Adho Mukha Svanasana con un soporte bajo la frente y en Uttanasana apoyando la cabeza en un soporte. O practicar Supta Parsva Padangustasana para descomprimir la zona abdominal y aliviar los cólicos.
Busca siempre alternativas más “espaciosas” en las posturas: por ejemplo, en las posturas hacia delante, no entres tan profundamente. Con ayuda de un soporte, alarga la columna y evita comprimir la zona abdominal. La tercera vez que lo digo... ¿no?
Si ves que estás mucho más flexible de lo normal, no te dejes llevar; obsérvalo y trata de mantenerte dentro de tus márgenes habituales.
Prioriza no agotar tu energía. Piensa en tu práctica como el espacio para recargar pilas, no para salir extenuada.
Secuencias específicas para la regla
Personalmente, después de años intentando adaptarme a unas ideas preconcebidas acerca de qué es estar normal (con regla o sin regla), he dejado de ir en contra de mí misma.
Porque siento con claridad que sí pasa algo. Algo que merece la pena ser observado. Algo que merece la pena explorar. Y que la práctica de yoga y la meditación son herramientas claves para acoger esa sensibilidad intensificada y reenfocarla.
Las asanas y secuencias específicas para la regla me han ayudado a crear el espacio interno para hacerlo. Los dolores abdominales, la sensación de peso en las piernas, desaparecen al practicar determinadas posturas. Puedo relajarme y escuchar mi cuerpo, y todo se suaviza. La nube tormentosa que a veces se forma por encima de mi cabeza se evapora. Con ayuda de soportes, las asanas toman forma por sí mismas y yo solo tengo que estar receptiva y recibirlas. Disfrutarlas.
Y la regla, que hacía un rato era todo molestias, se convierte en un regalo.
No, no por arte de magia.
Simplemente porque he creado un espacio para que exista.